Y una vez escuchadas las palabras,
Una vez terminados los discursos,
Solo me quedan las mentiras,
Un resabor tenue de despedida,
Un rencor profundo que me germina,
Una amargura amplia que me provoca,
Y
la ausencia,
Sobre
todo la ausencia que me asola.
Una
ausencia de vida que me domina.
Una soledad infamante, sin despedidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario