Te
encuentro a veces
acodado
en el limite de tu mundo,
paseando
sobre él tu mirada finitamente distante,
extrañamente
atenta a todo, sin fijarse en nada,
Un
poco mas allá del tiempo,
sumido
en un espacio que arrastras en tu movimiento
integrado
en un lugar porque tu lo has creado,
hablando
sin dirigirte a nadie, y sin hablarles,
solicitando
con el tono la respuesta de todos,
encaramado
a una consciencia intermitente,
envuelto
en una lucidez equivoca,
y
sin saberlo,
juzgando
a un mundo que ya te ha juzgado.
Un
día y otro día, solo la sombra los separa,
solo
la luz es distinta, sentado, apoyado en la barra.
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