Bebe
tú tus lagrimas
y
luego escánciame una copa.
Bebamos
hasta que se seque nuestra boca
y
nuestro aliento sea un vaho infecto.
Cantaremos
luego con voz ronca
los
cánticos que salgan de estos pechos,
y más
tarde, tumbados en los lechos,
vomitemos
los cantos y los llantos.
Bebe
tú tus lagrimas
y
luego escánciame una copa
que
si esta noche la muerte nos arropa
cantaremos
un cántico de adiós.
Y
una vez que llegue la mañana,
una
vez muertos y encontrados,
estarán
todos los cánticos cantados
y
no habrá ni una gota que beber.
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