Es
tiempo de estar muy callado,
de
que pasen las palabras de los otros
sin
que sepan que las mías las contemplan.
Otorgado
a la cautela y clandestino,
escuchar
que se acercan y me cercan,
y
sin miedo no moverme, no decirles.
Cauto,
avanzar a su encuentro procurando
que
no llegue a producirse, y temblando,
evitar
que me tiemblen los sentidos.
Finalmente,
porque pasa el tiempo y no me encuentran,
salir
a su encuentro de improviso,
y
encontrarme, sonriente, que se han ido.
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