sábado, 28 de julio de 2012

Montealegre (1998)


El aroma del monte se me asemeja
Al de la piel de la niña que es mi pareja.
Ella huele a romero, él a perfume
Y la brisa que llega entre el follaje
Trae el efluvio encendido de su paisaje.
Es el color de la hierba el de sus pechos
Y el sabor de las hojas el de sus besos.
Piñas como pezones, hojarasca de abrazos tiernos
Los caminos del monte son sendas en que mis dedos
Caminan su cuerpo sin que los velos, sin que las ramas,
Que en él me encuentro, sean capaces de detenerlos.
Y el ombligo de la niña, angosto, umbrío y tierno,
Es hondonada donde escondernos.
Se estremece el monte con las caricias
Y la niña se empina para alcanzarme
Un poquito mas dentro, entre sus carnes
Me llama el murmullo que canta su vientre.
Se estremece el paisaje con mi osadía y, cuando
Al volver la calma tras un jadeo, me vuelvo a verla
Veo su cara de pétalos tiernos, veo sus ojos de riachuelo
Veo su cuerpo, veo su suelo, y los poseo.
Porque el monte me ama y yo lo sueño
Porque la niña me invita a poseerlos.


Cuanto te quise niña, cuantos anhelos
Cuantos recuerdos monte, cuanto te quiero.

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