lunes, 23 de julio de 2012
Amor de Madrugada
Era ya de madrugada y senti que mi mano te buscaba,
buscaba a tientas el calor que tu cuerpo despedía.
Era una mano ansiosa, una mano de mañana.
Te vi entonces, entre las brumas de mi sueño
aferrada con un rictus de cansancio a la plancha,
sumergida en un rigor de niños y coladas,
desplomada en el sillon tras la jornada cotidiana
buscando el descanso que tu cuerpo demandaba.
Le dije al instante a mi mano que volviera,
le explique lentamanete, sin palabras:
“Esta noche su placer esta en el sueño,
y mi placer, esta noche, es que descansa.”
(III)
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