Cada
piedra que me encuentro,
cada
rincón, cualquier viento,
no
es nuevo, no en el tiempo.
Esas
risas que se oyen, esas,
divertidas
siempre, traviesas.
Esas
actitudes graves,
esas
caricias primeras
temerosas
y suaves.
Aquellas
primeras niñas,
el
juego de la cerilla,
nuestros
primeros guateques,
la
pandilla.
Los
recuerdo muy bien,
está
claro el recuerdo.
Lo
recuerdo muy bien,
el
tiempo no lo ha borrado.
Está
claro el recuerdo,
la
vida no lo ha borrado.
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