Soy parte de una estrella muerta, hijo de un cadáver necesario que se inmoló en el tiempo para ser madre primigenia, rescoldo de cenizas que abrasarían mundos enteros. Llevo en mis entrañas, más allá de percepciones y creencias, universos que reproducen universos, la infinitud de las escalas inferiores, el tiempo infinito del no tiempo, la eternidad que necesitó el tiempo para empezar a contarse, la funda donde todo ha de guardarse, la unidad que algún día seremos, que ya fuimos, que estamos siendo
Somos almas de un alma fenecida para darnos vida y contenernos, somos polvo que recorrió todo el tiempo para hacernos saber lo que supimos, para podernos recordar lo que sabremos, para hacer que en nuestro interior los universos sean hermanos menores de aquellos en los que nos movemos
Somos una escala intermedia de todas las escalas, instante de todos los instantes, tiempo en fase embrionaria, espacio que se expande y que genera, embrión de eternidades venideras, infinitud contenida y en espera.
Somos a la vez la imagen y el espejo, la suma de lo que es y nunca ha sido, de lo que vendrá y nunca ha venido, de lo que pudo ser y se quedó en potencia.
Somos polvo de una estrella muerta, ceniza de un rescoldo horneado en la existencia, un producto improbable e imposible de una mente eterna y sin ideas, diseño evolutivo que interpreta el tiempo y el espacio en su segmento y pretende ser patrón de todo lo que existe, chispa fugaz de una consciencia inexistente.
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