sábado, 8 de septiembre de 2012

Siempre Adelante (11-2011)

Recuerdo con dulzura ciertos tiempos ya pasados sin conseguir que esa añoranza oculte en su complacencia los sinsabores intercalados. No olvido, sería un error imperdonable, cuantas amarguras acontecieron que los hicieron tan señalados, tan recurrentes, tan amables. Por eso, por esa memoria de agravios vitales escucho con mucha incredulidad, con bastante espanto, el deseo expresado de volver atrás en el tiempo y vivir permanentemente en épocas que fueron.  Supongo, deseo suponer y en ello me tranquilizo, que si fuera factible sería firmemente rechazado, con vehemencia,  por los mismos que lo expresan. Ni la imagen de los años transcurridos en mi cuerpo, ni los achaques cada día más frecuentes y que ya son compañeros de por vida, ni la dulzura de los recuerdos me permite traicionar a mi presente, emplazar a mi futuro  para tiempos nunca deseados, aplazados permanentemente. Yo quiero vivir cada día de mi vida con la firme convicción, con el permanente anhelo, con la pasión intacta de conseguir cumplir aquellas metas que me impuse  e incluso de encontrar a cada instante nuevos desafíos. Hasta el día en que vivir mañana sea el principal reto.

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