Por mas que discurran tus brazos con
rítmica e imperceptible monotonía, por mas que giren y giren sin que mis ojos
lleguen a ver que se mueven, por más que quieras enmarcar en tus horas mi vida,
por más que te esfuerces y fuerces el prestarte atención distrayendo la mía y
recuerdes vuelta a vuelta, veinticuatro vueltas por día, ocho mil setecientas
sesenta en un año, adherido a mi piel, casi ella, no admitiré que mi tiempo se
escapa, no aceptaré que mi vida espira, no viviré descontando las vueltas
vividas, no pensaré en el tiempo restante porque cuando finalmente se acabe tu
cuerda yo aún tendré por delante otras vidas.
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