Ciertamente el discurrir agrede a la
existencia. El sentido único con que nos castiga el tiempo nos obliga a vivir
en la esperanza. En la esperanza de que haya otros yo capaces de reparar lo que
aquí, ahora, es irreparable, de reparar el error ya pasado e inalcanzable. Pero
yo quisiera sentir la satisfacción de hacerlo por mi mismo, ser consciente de
la enmienda y su consecuencia, acceder a la consciencia del hecho. ¿Qué clase
de experiencia es acertar porque corresponde? Mi ahora sufre esperando el
siempre, sufre temiendo el nunca, mi yo desespera de seguirse llamando, se
lamenta de perderse en el todos.
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