Recóndito,
perdido ya, el pulso que imaginaba era mi latido vital, solo cuando lo atendía
Mas
allá de toda frontera sigue habiendo existencia.
Tal vez
no respire, ni se mueva.
Quizás
no pueda alcanzar su consciencia, pero así y todo, impulso elemental que
perdura.
No
alcanzo a saber de infinitud, ni de eternidades, más allá de las palabras que
las designan
De la
imaginación desbocada en un debate apasionado.
Pero si
nos toca vivirlo, morirlo, transitarlo, coexistir en su existencia...
¿Cómo
podré explicar las magnitudes más extremas?
¿Desde
la extrema finitud de una neurona?
¿Desde
la ridícula capacidad de una palabra?
¿Desde
la rimbombante caducidad de una formula?
Y al
fin tras haber reflexionado
¿Qué
puedo querer expresar con magnitudes extremas?
¿En
cual de los infinitos extremos de la extremidad me estoy moviendo?
¿De que
osada certeza nace esta certeza?
¿Desde
que desbocada imaginación me lo imagino?
¿Será
Dios la última, ínfima, realidad de una magnitud que ni imagino?
¿Existirá
un todo por encima del todo que puede expresarse?
¿Una
globalidad n-universal?
¿Y más
allá?
¿Y más
allá?
¿Y aún
más allá?
¿Hasta
donde no se alcance a preguntar y más allá?
En un
intento desesperado de abarcarme...
¿Existe
el Dios de Dios?
¿Existe
pues la n-deidad?
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