Lamento los tiempos en que soberbio exigía al mundo mis verdades, aquellos momentos, las palabras, que hicieron enemigos de por vida.
Lamento, con llanto profundo, con abundancia de aspavientos y discurrir de lágrimas, todos los besos, los abrazos, las caricias, que en su momento no fueron dados, porque aunque después di otros aquellos quedaron definitivamente malogrados.
Si estais a tiempo tomad estas palabras y evitad que cuando llegue el tiempo del recuerdo tengais como yo que lamentaros
Aunque alguna vez sea inevitable, aunque el carácter, el genio, la imprudencia, nos engañen y demos por cierto lo sentido en el momento, llegará el recuerdo y lo trocará en lamento
Lamento haber descubierto, dejado al aire, a cielo abierto, esa parte de ti, enemigo, que impide ningún acercamiento. Esa llaga en mi que rechaza el tratamiento. Ese polo tan distante que me aleja de ti un universo.
Lamento, enemigo, esa falla en mi que me impide verte. Ni siquiera como objeto.
A Carmelo Ordoñez con cariño
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