Llevo todos estos años, toda esta vida, corriendo para vivir siempre más acá de la línea que separa la luz de la sombra, siempre intentando que sea mediodía en punto. Siempre de espaldas a un atardecer acechante, intuido, relatado, pero jamás visto.
Hoy al mirar el reloj he comprobado que son ya las cinco de la tarde, tan tarde…. Por primera vez soy consciente de que el ocaso avanza más deprisa que mis pasos, que se acortan, que se pausan.
Y no me siento preparado
Me falta paz para sentarme a esperarlo, me falta luz para efectuar el tránsito, me falta fe para creer que amanecerá de nuevo, me falta humildad para confundirme con las sombras en el todo o en la nada.
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