Las palabras que hoy me atormentan
no están en mi boca o en la tuya,
no están en los libros ni en
discursos,
las palabras que hoy me atormentan
no son más que movimientos
de una
boca que las busca,
una idea que no consigue concretarse,
balbuceos que quieren,
con dolor, significarse,
un silencio que
no quiere ser perpetuo,
el declive de una mente ya vencida,
inerme, impotente,
silenciada por su propio mecanismo,
una tumba de presente ya vivido,
de pasado
renacido,
de futuro invertido.
Las palabras que hoy me atormentan no tienen sonido,
no
tienen cadencia, no tienen sentido.