Vi caer una estrella y al tocar el mar desplegar sus velas,
navegar el horizonte la noche entera, pasar junto al camino que la luna riela y
sin abandonar el mar, con el alba, con la luz que avisa al iluminar la tierra, irse apagando, queda,
flor luminosa de pétalos aparejados con brillantes cuerdas que marchita el
amanecer cuando se llega, cuando lo enciende, cuando releva, luminaria que
acoge, que acuna, que pospone hasta una noche nueva la luz y el brillo que
marca la imposible frontera que separa al cielo de la mar marinera.
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