En lo alto del castillo,
Sobre la almena más alta
Se embelesa la princesa
Se cuelga y se traspone
Se retuerce y se desploma
Sobre el borde de la almena
Y cae como una pluma de plomo
Como paloma y palomo en un coito feroz
Con el peso de su carne,
De sus huesos y su sangre
Se desploma desde lo alto
En caída que no salto
En un viaje atroz
Se van encendiendo ventanas
Al toque de las fanfarrias
Y se asoman las cabezas
Según las va rebasando
En su vuelo involuntario.
Se sacuden las perezas
De los propios y contrarios
Y todos los ojos contemplan
Con un brillo de esperanza
Como apunta la cabeza
Que siempre va por delante
Hasta dentro de un instante
En que sin duda se estampe.
Y cuando ya es inminente el golpe,
Se frota las manos el conde,
El marqués y la marquesa
Ponen champaña a enfriar,
Con un grácil aleteo
De su túnica incorpórea
Parece levitar.
Se sacude, se coloca
Mira a los expectantes
Se sonríe con cierta sorna
Repasa su cuerpo con calma
Luego bate las palmas
Los mirones la acompañan
Y vuelta otra vez a empezar
No hay comentarios:
Publicar un comentario