lunes, 25 de junio de 2012

La Muerte y El Olvido




Decae el fuego en el hogar
Y la sensación opresora del invierno
Invade con paso grave y postrero
A los hombres que se aprietan junto a un fuego,
Y aunque ya no sienten ni se inmutan,
En su mente no cabe mas que un ruego:

Pasar,
Olvidar que han vivido,
Si a la imagen continua
De la sangre vertida
Y los cuerpos retorcidos
Se le puede llamar vida.

Transitar,
Aunque después no haya nada.
No escapar más de las llamas,
No ver más los despojos,
Ni la tierra abierta,
Ni los cuerpos rotos.

Y aunque va el alba despuntando
La luz no ilumina ya unas tierras
Donde todos los surcos son trincheras,
Donde todos los hombres son mendigos,
Son de luto todos los vestidos
Por los hijos, por los padres, los amigos.

Morir,
Con el ansia de la muerte
Que tiene quien ha vivido
Siendo experto en el peligro,
Siendo un vivo ganador
Sobre otros vivos que murieron.

Olvidar,
Dejar atrás la memoria
De este inmenso desatino,
De este horrendo bacanal
Donde es la sangre el vino
Y la muerte el mejor mal.

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