Puede que mi alma sangre lo que mi cuerpo no es capaz de
verter, que llore con las lágrimas que en mis ojos se han secado y padezca el
dolor que me habría desmayado. Puede que mi alma sufra todo aquello que el
cuerpo no pueda soportar en su endeblez impaciente. Puede ser porque algo me
duele, lo sé, lo siento, y no consigo encontrar el punto exacto del
sufrimiento. Me duele el dolor de la injusticia y no lo palpo, me duele el
dolor del abandono y no lo encuentro, me duele la miseria y no la siento, me duele la mentira permanente y sigo
viviendo. Puede ser, pudiera, que mi alma esté muriendo sin que mi cuerpo lo
sepa.
Almería 1 de noviembre del 2014
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