jueves, 28 de agosto de 2014

Niebla Al Amanecer

Al abrir los ojos oí como te ululaba la sirena del puerto, quejumbrosa, anunciadora de destinos perdidos, de vidas en suspenso. Me asomé entonces a la ventana y vino a recibirme tu camino, ni brisa ni viento, tan solo el aliento que acompaña tu discurrir y tu sino. Vi entonces que te acercabas al ritmo que el horizonte se hacía cercano, próximo, casi yo mismo. Vi como saltabas con salto limpio las rocas de la orilla de un mar entrevisto, entreoído, te abalanzabas sobre el interior y te enroscabas en los caminos  que discurrían entre cercados y pinos, te abrazabas a las casas, a las luces, a los hombres que se perdían en tu  interior, extraño intestino,  y finalmente remontabas el monte, mi casa y el mundo se hacía opaco, íntimo, húmedo de un extraño rocío que empapaba mi cuerpo y lo hacía menos mío. Al final todo eras tú, el mar, el pueblo, el monte, mi cuerpo, entregados a tu progreso invicto, a tu amorfa igualdad, a tu abrazo húmedo, implacable, adormecedor y adormecido.

La Guardia, 28-08-2014

domingo, 17 de agosto de 2014

Camino Nocturno

¿De qué camino me hablas? Te pregunto mientras contemplo el trazo nítido y rotundo que dibujas en el agua calma, en la noche plácida, para llamar mi atención y guiarme.
¿A dónde pretendes llevarme? Inquiero inquieto contemplando por la ventana tu luminosa y enigmática llamada.
¿Dónde termina? Casi grito interiormente mientras veo como lentamente tu huella se apaga.
Mañana, mañana a la noche en cuanto tu camino se manifieste olvidaré las preguntas y comenzaré la andadura.
Me digo al amanecer de todos los días de mi vida.




La Guardia, agosto del 2014

domingo, 10 de agosto de 2014

Maldita Cabeza

Llegada esta situación ya no me importan las razones. Puestos en plan exquisito no me importa ni siquiera quien tiene o pudiera tener la razón. Mi absoluta solidaridad con los que sufren y mi absoluto desprecio hacia los que hacen sufrir.
Me gustaría que existiera un planeta prisión, una galaxia prisión, en la que pudiéramos meter a todos los causantes, sin distinguir, sin matizar, sin perdonar, bien equipados con todas las armas que en el mundo existen y esperar pacientemente a que se exterminan entre ellos. Con la misma piedad, con la misma humanidad, con el mismo sentido de la justicia que ellos exhiben hacia los demás.

Claro que puestos a reflexionar a lo mejor en este planeta no quedaba nadie, o, maldita cabeza, exactamente eso es lo que es este planeta.

El cambiante viento

Veo en el viento el trazo pausado que escribe el paisaje y en el agua el trazo violento que el mismo viento ha cargado. Sopla suave, amable, antes de furioso, implacable, alzar las olas como en un conjuro y descargarlas demoledoras contra la costa de moldeable piedra que no acierta a guarecerse. Nada con vida se  mueve, nada osa enfrentarse a su demoledor coraje.
Y después, pasado el momento, se llama brisa y juega con soplo amable, dulce, refrescante, travieso, a ser compañero de instantes íntimos y placenteros

El viento. El dulce, mortal viento. El cambiante viento.