Era en verano, era una tarde,
tarde de estío. Lo sé porque el agua, en el río, se ofrecía con voz arrancada
de las piedras de la orilla, con canto de agua vertida cascada a cascada. Lo sé
porque el sol se deshilachaba en rayos de luz que el follaje aislaba y conducía
hasta la tierra cubierta de hojas húmedas, amontonadas.
Era en verano y se bañaban en
aquel entorno que ningún otro compartía. Solo el sol, solo el monte, solo el
río contemplaban los cuerpos cubiertos con nada. Y un halo de vaho que los
envolvía. Vaho de piel y calentura. Vaho de agua y de miradas. En el aire
ningún ruido, el zumbido de un insecto, el canto de un pájaro en su nido, la
risa cantarina de un hada que oculta en la espesura espiaba.
Era una tarde. Oblicuas las
luminarias tejidas entre las ramas, oblicuas las miradas con que el sol se buscaba
en el reflejo de su belleza sobre las aguas, que corriendo, que fluyendo, se las llevaba.
Dos cuerpos que no se ocultaban.
Entraba uno y el otro lo acompañaba. Salía uno y el otro lo esperaba. Jugaban.
Se buscaban. Se acariciaban sin que la caricia rozara. Al escondite sin
ocultarse. A abrazarse con la mirada. A desearse sin cruzar palabras. Volaban
los besos que no se daban. La pasión quemaba dentro del agua que refrescaba.
Era en verano, en invierno
hubiera sido noche cerrada, cuando el sol mullía el horizonte para hacer su cama.
Era tarde tardía, noche iluminada, cuando la pasión pudo más que el viento, más
que el lugar en calma, más que la templanza ardiente que las gotas templadas
les procuraban. Era tarde incierta, noche madrugada, cuando los cuerpos, rendidos
de tanta espera, azuzados por tanta llama, se rendían y se entregaban, se
enroscaban, se vertían, jadeaban. Y sin apurar
el tiempo, sin que el tiempo pasara, comenzaban de nuevo, y de nuevo se amaban.
Era verano, aún lo era. Era noche
de luna alta. El sol dormía. El monte encendía estrellas que lo alumbraran, los
árboles las sostenían, el agua, a tientas, se deslizaba por el camino que las
orillas, medio dormidas, le susurraban. Los amantes abrazados, se alejaban,
prendidos en besos, en suspiros y aún sin separarse ya se anhelaban.
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