Creí estar entre amigos y salió mi
alma a pasear en un descuido. Fue apenas un instante, el parpadeo de un reloj
antes de mover el segundero, el instante
previo al suspiro. Fue suficiente, no importa el tiempo, su ausencia, su falta
de recorrido, para hallar impotente que la habían herido. Los amigos,
pretendidos los unos, los otros simplemente escondidos, tras curiosas razones,
tras excusas para ellos mismos. Los amigos, que vieron la herida pero no
quisieron ver a quien la había herido. Los amigos que prefirieron pensar: por
algo habrá sido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario