La muerte es solo un instante, un umbral, una esperanza. No
se puede hacer del miedo el tamiz de todas las vivencias, no se puede ser feliz
con la permanente presencia del mañana incierto. Hay que enfrentarse al
instante sin secuelas, a la vivencia con la inconsciencia de quien no ha tenido
ni tendrá otras vivencias, al momento con la insaciable sed de quien apura
hasta el fondo el recipiente de lo cotidiano. Sin tiempo para pensar, sin
necesidad de anticipar, sin ánimo de comparar ni recordar aquello que por ya
sido, por porvenir incierto, pueda manchar irremediablemente lo único cierto,
hoy, ahora, contigo.
Piedrabuena, en casa de Juanjo, 21-07-2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario