Son tantas las veces, tantas, que me han dicho no se puede,
que se me hace imposible el recordarlo. Son tantas las veces, tantas, que
incrédulo he tenido que escucharlo, no se puede. Son tantas las voces, tantas,
que lo dicen, que es difícil ignorarlo. No se puede, es pecado. Y en tantas
ocasiones, tantas, me he dado la vuelta a probarlo, obcecado. Si no se puede al
menos lo he intentado.
No se puede pensar sobre nada libremente.
No se puede sentir si has de ser fuerte.
No se puede destacar humildemente.
No se puede decir sin recato lo que sientes.
No se puede errar impunemente.
No se puede ser en nada diferente.
No se puede amar y ser amante,
No se puede hacer siendo constante,
Ni se puede hacer siendo prudente.
No se puede, no se debe, no lo intentes.
Agobiado me he asomado a la ventana nuevamente, contemplando
el vuelo de las aves, su ir y venir pausado a veces, y a veces alocado e
imprudente, rozando los aleros con su sombra, evitándolos con quiebros
arriesgados, apurados, recurrentes . Los pájaros son libres, he pensado, nadie
les ha dicho no se puede. Como una nube que cubre el pensamiento ha surgido la
duda en mi mente, me he fijado. Y se ha formado la pregunta inclemente ¿Los
pájaros nunca han volado boca abajo, o nunca ninguno lo ha intentado? simplemente.
A Guarda, 31-08-2018
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