Hubo un momento en el que pensé que el tiempo me
había adelantado. Miré al futuro y todo me era conocido, Miré al pasado y todo
lo había presentido.
Con la extraña sensación del tiempo comprimido, me
giré para mirar hacia los lados. También allí el tiempo me enseñaba lo vivido,
también allí los tiempos parecían confundidos.
Cerré los ojos, las manos, el oído, intentando con
mi gesto colocar al tiempo en su trazado. Todo fue inútil, todo fue fallido, no
lograba sentirme orientado. El tiempo saltaba sin sentido. Una escena que
empezaba en el futuro parecía acabar en el pasado.
Súbitamente lo entendí, todo estaba claro. Hay
lugares en los que el tiempo nunca ha transcurrido, hay estancias en las que el tiempo nuca se ha iniciado, hay
espacios en los que el tiempo nunca ha existido, niveles en los que el tiempo
no puede, ni siquiera, ser nombrado.
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