Con pereza las horas van borrando el sendero
y las sombras que acechan van ganado el terreno.
Anhelante de sueño dejo atrás los luceros
que la noche golosa va tiñendo de negro.
Ya las sombras son negras, las vivencias sueños,
los parpados pesan, los ojos me pican, me llama Morfeo
que me invita a su reino.
Fantasía, zalamera, me envuelve en sus velos.
La nada me reclama, me acuna, me acuesta en el lecho,
y yo rendido, sin fuerzas, me abandono y duermo.
Mañana, si existe, si existo, si es que alcanzo a verlo,
empezaré de nuevo, desgranando las horas, de nuevo.
Camino al Café Comercial, 28-05-2013
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