sábado, 6 de junio de 2020

Amante marinero


Intenté, con picardía, acariciar tu cresta alborotada con el viento y se hizo espuma entre mis dedos. Quise entonces abrazarte y sentir tus formas en mi cuerpo, ceñirte hasta fundirnos, confundirnos, abarcarnos, y te hiciste olas en mis brazos. Intenté con ansia, con sed  de amante que transita en el desierto, y solo percibí la sal que se hacía costra entre mis labios. Esperé ola a ola tu llamada, para, sumergido entre tus aguas, captar tu cuerpo para amarme, para amarte, como amante, para devolver a mi cuerpo las ansias que la ausencia de tu cuerpo me creaba, y pasaron horas,  semanas, eones, tiempo de universos, creaciones, y solo conseguí que al llegar hasta mis pies me los mojaras, como una promesa de futuras ocasiones, como una incitación a un amor que no llegaba.

Te quise, te quiero, y queriéndote seguiré eternidades, sin poder acariciarte con caricias, sin poder abrazarte con abrazos, sin poderte besarte con mis labios, pero sumergido para siempre en la esperanza de que tu amor, de que mi amor, tomen cuerpo entre tus aguas.

Cabo de Gata, con poniente, 4 de junio del año del Covid-19