He buscado las palabras con denuedo, con ahínco las lágrimas
que faltan, he llamado al dolor que aún espero y en la espera me encuentro sin
amparo. No sé qué esperar ni si esperarlo. No se sé que sentir ni si lo siento.
No sé, al fin, nada del duelo y en el duelo me encuentro, aunque sea en un
duelo sin lamentos. No encuentro barreras que lo frenen, ni encuentro cauces
que lo expresen. No encuentro llanto, desgarro, sufrimiento, solo un dolor aún
lejano. Me observo con cuidado, como ajeno, esperando, ¿Por qué?, un dolor que
me lacere, un recuerdo en carne viva, descarnado, un sentimiento de pérdida,
llagado. Y solo encuentro por doquier esta tristeza, este rememorar aún pasivo,
esta añoranza que no se ha concretado, esta sensación de vendrá que no ha llegado.
He buscado las palabras con denuedo, con el mismo denuedo
que busqué en mi interior el sentimiento. Ni el uno ni las otras son lo que
espero y no sé si esperar, o esperanzado, comprender que comprendo en mi
interior lo que mi mente comprender no ha logrado.