miércoles, 1 de enero de 2014

Al Albor de la Mañana (1-1-14)

Vienen sombras cerniendo la mañana que se dirían retazos de la noche, hilos de pesadillas pesadas, recuerdos de sueños y cabezadas. Dejad que despunte la luz que se eleva aclaradora, dejad que funda tantas amarguras, tantas lágrimas, tanta desesperanza. Acoged al sol como la claridad de un día diferente, radiante, redivivo, y no entorpezcáis con vuestros negros pensamientos, con esas nubes rescatadas de una noche aciaga, la esperanza de una renacida primavera.

No serán los hombres suficientes para evitar que el día se culmine, pero bastará uno de ellos, un pensamiento, para lograr que la esperanza se malogre, se convierta en germen de más noches llenas de fatalidad y de fantasmas.

Huid de poetas agoreros, oráculos de la desesperanza, narradores de la oscuridad y la desdicha. Huid de quienes emborronan de sombras su palabra sin ofrecer horizontes y esperanzas. Los mundos oscuros, aberrantes, que se llenan con el clamor de las palabras solo existen para aquellos que pretenden, con palabras, descubriros la luz que os redima, y la luz ya está contenida en vuestras almas.